Volvía Falcao al once tras su lesión y lo hacía muy lejos del jugador que todos esperamos. Como es lógico, aún no tiene ritmo pero su presencia siempre inquieta a los defensas rivales. De hecho nada más empezar el partido un buen pase suyo dejó a Arda de cara ante el portero pero el turco no supo finalizar. No fue el partido del turco. Estuvo tan participativo como impreciso y eso afectó al ataque rojiblanco. Otro que volvía al once era Mario Suárez. Tras su convocatoria con la selección se le vio a un buen nivel pero lejos aún del nivel que desmotro a finales de la pasada temporada y comienzos de ésta.
Un ataque rojiblanco que con las bajas de Filipe, por sanción, y de Diego Costa, por decisión técnica, se encomendaba a la mejoría de Adrián y al buen hacer de Arda y Koke para surtir balones a Falcao. Ni Adrián dio sintomas de esa mejora ni los otros dos supieron encontrar a Falcao. De hecho el colombiano no tuvo ninguna ocasión manifiesta de gol.
Sin los brasileños sobre el campo el Atleti perdió un poco intensidad y electricidad en ataque lo que le llevó a tener menos presencia en el área rival. El Betis aguantaba bien los ataques del Atleti pero no ponía en apuros a Courtois más allá de alguna acción suelta de Rubén Castro o del debutante Pabón. A la vista de esto es fácil entender que la primera parte acabase con empate a cero.
En la segunda parte el cuento cambió. No de inicio ya que siguieron los mismos sobre el césped, sino cuando el Cholo dio entrada a Diego Costa por Adrián. Nada más entrar se echó el equipo a la espalda y empezó a crear ocasiones de gol. No demasiado claras, pero la sensación de peligro era mucho mayor que en la primera parte. Tal era la soledad a la que había estado sometido Falcao que en cuanto tocó un balón no se lo pensó dos veces y chutó a portería. Del rechace del portero bético nació el corner que Diego Costa remataría a la red. El gol es su tercer gol en Liga y el undécimo esta temporada.
Tras el gol el partido pasó a ser una película de acción de serie b. Diego Costa hizo una entrada fea a Rubén Pérez que le supuso la amarilla que le impedirá jugar en Vallecas. Después le llovieron palos y un escupitajo en la cara por parte de Amaya. Diego Costa controló sus lógicas ganas de arrancarle la cabeza y se giró hacia el árbitro para enseñarle el salivazo. Así es él. Un equilibrista que lidia cada partido consigo mismo. Hoy, y últimamente, el frágil equilibrio está cayendo del lado del genio. Esperemos que se asiente en ese lado y no vuelva a épocas pasadas donde vagaba por el lado cafre y gamberro. Gracias a él hoy el Atleti ha sumado tres puntos que le sitúan 2º con 50 puntos a 9 del Barça y que le mantienen a una distancia de 7 puntos sobre el Madrid, 14 sobre el Málaga y 15 sobre el Betis. El objetivo de la Champions cada vez está más cerca.