Parma, abril y los 90; mala combinación

En estos días navideños de encuentros y reencuentros en los que prácticamente no hay una jornada que no sea día de comilona y víspera de otra, es en estos días cuando se echa de menos al que no está, porque se fue o porque está lejos. Normal. Hay vínculos que parecen reforzarse más en determinadas épocas. Salvando las distancias obvias, la ausencia de fútbol se nota y mucho estos días. Ante la imposibilidad de disfrutar del Atleti en Navidad sólo nos queda refugiarnos en el pasado e imaginar el mejor futuro posible. Como la imaginación colchonera es amplia y prolífica, quizá sea mejor refrescar la memoria por ser más frágil y efímera. Más aún cuando el hecho a recordar no sea alegre o como en este caso hable de una eliminación. Mejor dicho de dos. Ante el mismo equipo y en semifinales. Hablo del Parma.

El equipo parmesano, que ha celebrado su centenario en este año que acaba, se ha cruzado en dos ocasiones con el Atlético de Madrid y en ambas le apeó de la competición. La primera, en la temporada 92/93 en semifinales de la Recopa y la segunda, en semifinales de la UEFA de la 98/99. El Atleti sucumbió ante un rival menor que en la década de los 90 vivió su época dorada y que en las dos ocasiones que eliminó a los colchoneros acabó levantando un título europeo que de otra forma quizá hubiese sido para el conjunto rojiblanco.

En la semifinal de la Recopa de Europa de la temporada 92/93 el sorteo quiso que el Atleti tuviera que eliminar al Parma si quería llegar a la final de Wembley. El Parma era por aquel entonces un equipo prácticamente recién ascendido (subió dos años antes a la primera división italiana) que gracias al dinero de la leche Parmalat había logrado una Coppa de Italia. Su escasez de títulos la compensaba con jugadores muy brillantes como Faustino Asprilla, Benarrivo, Brolin o Melli que lo convertían en el «coco» de los que quedaba de competición ya que la otra semifinal la dispustarían el Spartak de Moscú y el Royal Antwerp de Amberes, que llegaría a la final. La mala suerte del Atleti en el sorteo se hizo extensible al desarrollo de la semifinal. La lesión de Manolo y la venta de Futre en enero había mermado la capacidad ofensiva del equipo. El encuentro de ida se disputó el 6 de abril de 1993 en un Vicente Calderón prácticamente lleno, pero que no pudo celebrar una victoria ya que a pesar de que Luis García adelantó a los colchoneros al comienzo de la segunda mitad, dos goles de Asprilla decantaron el partido para el conjunto italiano.

Aspecto que tenía la grada en el duelo de la temporada 92/93.Foto:Colchonero.com

Aspecto que tenía la grada en el duelo de la temporada 92-93./Foto:Colchonero.com

Si el Atleti quería pasar debía realizar una auténtica machada en la vuelta que se disputaría en el Ennio Tardini el 22 de abril. Y a punto estuvo. Tras una mala primera mitad, el Atlético de Madrid tiro de garra y corazón para encerrar al Parma en su área durante toda la segunda mitad. A los 77 minutos Sabas anotó para los rojiblancos que tuvieron varias oportunidades para anotar el segundo gol que les daba el pase, pero éste no llego. Por mala suerte y porqué no decirlo, por el arbitraje. Aquel día el Atleti perdió la oportunidad de disputar la que hubiera sido su cuarta final de la Recopa. Maldita suerte.

Si aquella derrota fue dolorosa, no lo fue menos la sucedida en la semifinal de la Copa de la UEFA de 1999. Y eso que quizá fuese esperada ya que aquel Parma era un auténtico equipazo y el Atleti vivía deprimido. La inestabilidad en el banquillo, las lesiones de Kiko, Correa y Jose Mari y la pésima trayectoria liguera de los colchoneros (premonitoria del descenso) contrastaban con el excepcional estado de forma de los parmesanos que iban segundos en el Calcio y disfrutaban de Verón, Chiesa, Hernán Crespo, Thuram y Buffón entre otros. Aun así la hinchada rojiblanca confiaba en que su equipo alcanzase su primera final de la UEFA. Lamentablemente pronto se vio que no iba a ser así.

El partido de ida se jugó, como en 1993, el 6 de abril en el Vicente Calderón que se llenó para el duelo. Aquel día los aficionados no disfrutaron de su equipo. A los 13 minutos el Atleti ya veía como la eliminatoria se le escapaba de las manos. Ni siquiera el empate de Juninho de penalti (luego fallaría otro) animó a los colchoneros que veían como el Parma le superaba constantemente. Sí a esa superioridad le unimos el mal partido de Molina y de la defensa en general el resultado final no es tan escandaloso como pudiera parecer. El 1-3 dejaba la eliminatoria sentenciada.

El partido de vuelta no hizo más que evidenciar la distancia entre uno y otro. A la media hora de partido el Parma se adelantó en el marcador apagando las escasas esperanzas rojiblancas de remontada que quisieron reavivarse en la segunda mitad cuando Roberto Fresnedoso cabeceó  a gol un córner. Las ilusiones de remontada se demostraron falsas ante la inoperancia colchonera y la efectividad parmesana, Chiesa marcaría el definitivo 2-1 a poco del final. Por segunda vez en la historia el Parma apartaba al Atleti de una final. La de aquella edición de le UEFA enfrentó al verdugo del Atlético de Madrid con el O. Marsella.  Aquella fue la última gran participación europea del Atleti hasta la consecución de la Europa League del 2010.

El Parma desapareció del panorama internacional tras aquella UEFA, pero para los colchoneros es junto a Juventus, Ajax, Groningen y Brujas el equipo que en más ocasiones (2) le ha apeado de una competición europea. En el caso del Parma, el recuerdo quizá sea más amargo por haber dejado al Atleti sin dos finales.

Caminero la prepara y Roberto mete gol

A mediados de los 90 en las gradas del Calderón se podía oír este cántico:

«Arriba, arriba, arriba, arriba, 

Arriba Tomás ese balón,

que Manolo lo prepara, 

que Manolo lo prepara

y Caminero mete gol»

Uno de los protagonistas de ese cántico, Caminero, lo es también de la jugada que por su belleza y por su plasticidad ha pasado a formar parte de la memoria colectiva colchonera. Terminó en gol, sí, pero el mérito de la jugada esta vez no está en el gol. Ni en el goleador. El mérito está en el regate.

Jose Luis Pérez Caminero tenía esa magia, esa calidad, ese dameláamiqueyalohagoyo de los grandes. Le faltaba continuidad, pero le sobraba categoría. Los grandes son así. Su paso por el Atleti se resumen en cinco temporadas en las que jugó 186 encuentros y marcó 48 goles, aunque esos números, ese resumen obvia los detalles. Y es en ellos donde Caminero destacaba.

Imaginen la situación (y si quieren sueñen con una similar a final de esta temporada). Jornada 37 (de 42), el Atlético de Madrid, líder, visita el Camp Nou con tres puntos de ventaja sobre su perseguidor, al que se enfrentaba. El feudo blaugrana registra un lleno hasta la bandera, los ánimos de revancha de los culés tras haber perdido la Copa del Rey apenas diez días antes cargan de tensión la previa del encuentro. Cruyff vs Antic. El creador del Dream Team y precursor del actual Barça frente al que pasará a la historia como el cerebro del Doblete rojiblanco. Un Barça-Atleti de los de verdad.

Salió el Barça algo mejor que el Atleti, sabedor de que debía ganar para apretar la Liga, pero un colchonero no iba a ponérselo fácil. Una contra lanzada por la izquierda donde aparece Toni Muñoz que filtra el balón a la esquina del área donde aparece Caminero marcado por Nadal. El defensa obliga al centrocampista rojiblanco a salir del área y buscar la banda. De espaldas a la portería, parece que el peligro rojiblanco se ha diluido cuando Caminero amaga con volver hacía su propio campo para automáticamente salir corriendo hacia la línea de fondo libre de marca. Nadal se comió el amago con café y postre y para cuando quiso revolverse Caminero ya había centrado el balón, raso, al segundo palo donde Roberto Fresnedoso apareció y marcó el 0-1 para el Atleti. Caminero la preparó y Roberto metió gol. Fue un regate de película. De hecho tuvo su minuto de gloria en el cine.

El gol no desanimó al Barça que lograría empatar el encuentro y tendría varias oportunidades durante la primera mitad para voltear el encuentro. Pero no fue así. Un zurdazo de Vizcaíno nada más empezar la segunda mitad apagó los ánimos azulgranas y Caminero los terminó de hundir. El centrocampista madrileño jugó un partidazo, volvió loca a la defensa azulgrana, lanzó un balón al larguero con la zurda que de haber entrado hubiese sido el gol más bello de su carrera y marcó un gol por debajo de las piernas de Busquets que sería anulado por falta previa. Aquella noche en Barcelona tuvieron pesadillas con Caminero. Y no es para menos. Aunque no terminó el partido fue el hombre del encuentro que acabaría 1-3 gracias a un postrero gol de Biagini a pase de Kiko.

El resultado final dejaba al Atleti con seis puntos de ventaja sobre el segundo y siete sobre el tercero, el Valencia, que sería su próximo rival liguero. Si ganaba la Liga era rojiblanca. O casi. No fue así, perdió en el Calderón frente a los valencianistas y tuvo que pelear el título hasta la última jornada. Cosas del Atleti, ganar (o perder) Ligas en la última jornada.

Aquel gol de Vieri

Hay jugadas, goles o situaciones que pasan a la historia grabadas en la memoria de los aficionados. Unas veces felices, otras tristes, pero todas ellas se insertan en la memoria colectiva de la afición. Una de ellas es el gol de Vieri contra el PAOK de Salónica en la segunda ronda de la Copa de la UEFA de la temporda 97/98. Seguro que lo recuerdan. El delantero italiano persigue un balón hasta la linea de fondo donde el portero lanza un amago para dejar salir el esférico, pero Vieri no cae en el engaño y rebaña el esférico sobre la raya de cal y lo golpea con la pierna izquierda y toda la fe del mundo a portería vacía. Gol. Éxtasis en el Calderón.

Recuerdo aquel gol, mejor dicho recuerdo la celebración de aquel gol. Salté del sofá y corrí por todo el pasillo gritando mientras mi madre me ponía en la siguiente tesitura: o me callaba o me iba a la cama que ya era hora. Me daba igual, al día siguiente iría con una sonrisa al colegio gracias al Atleti. Además, ganarse un pequeño castigo por celebrar un gol del Atleti merecía la pena. Aquel gol era el segundo de la noche para Vieri y el tercero para el Atlético de Madrid frente al PAOK. El encuentro terminaría 5-2 con un hat-trick del italiano. Además del que fuera pichichi de la Liga en su única temporada en España, marcaron Lardín y Kiko. Un festival de goles. Para mas inri aquel equipo venía de meter otros cinco goles al Zaragoza a domicilio con otro hat-trick de Vieri incluido. El italiano marcó dos hat-trick en el Atleti y los dos en menos de una semana.

Y es que aquel equipo prometía grandes gestas, pero finalmente se quedó en eso, una bonita promesa. Su temporada europea fue buena, alcanzó las semifinales de la UEFA donde cayó ante la Lazio a causa de un solitario gol de Jugovic en el Calderón, pero en Liga acabó séptimo, a 14 puntos del campeón. En la Copa del Rey cayó en octavos frente al Zaragoza.

Aquel gol imposible del capocannonieri. Sus cuatro goles a la Unión Deportiva Salamanca en el Helmántico. Sus 24 goles liguero que valieron el trofeo pichichi. A pesar de haber estado sólo una temporada vistiendo la camiseta rojiblanca, Vieri forma parte de la historia del Atleti.